Yo no quería,
el ego no quería,
por eso demando un culpable,
para reprocharle,
para castigarle,
poder sentirse inocente,
para anestesiar el dolor
¿para qué?
es absurdo.
Lo único posible
es agradecer
y llenarse de amor,
por todo lo vivido,
y abrazar lo que hoy toca
aunque duela,
aunque se sienta pena
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