
La hora de la tarde,
me sedujo en su canto.
La voz del poeta,
interpretaba partituras.
Los dioses confabulban sueños,
y tu me llamabas,
"negro, negrito".
Desgranabas mi encanto,
me resistía a tus miradas
y atacaste mi alma
con profundos lamentos,
con detalles, con ternura,
y la tarde conspiraba para ti,
ibas haciéndote conmigo.
Te entregué mi aliento
te mire hasta el alma
me abrace a tu encuentro,
y el mago del amor
nos sorprendió en un beso.
Hice mías tus palabras,
escribí tus canciones,
y quise poner notas
a tus poemas;
a esa melodía que tenaz,
escribía versos tersos
en mi corazón ingenuo.
Hoy no lo lamento,
solamente agradezco, si.
Nadie te ha amado tanto,
ya ves lo que paso,
se soltaron nuestras manos,
los miedos al final nos separaron.
Canto al amor consecuente,
a quien fue valiente.
intenso luchador, coherente,
quien se entrego ferviente,
tengo aun cenizas impregnadas
calientes de tu cuerpo.