miércoles, 3 de marzo de 2010

Aún me siento mirado...


Déjame tocar tu mirada,
horizonte bendito de nostalgia,
remanso de luces bendecidas,
manantial que refresca mis heridas.

Deja que tu mirada me toque,
tal vez me consuma el fuego de tu urgencia,
revitalizará mis ojos aturdidos,
enjugaran las lágrimas escondidas
en la buhardilla de mis pasos escondidos

Deja que tu luz me apremie,
los destellos de tus ojos infantiles,
la mirada que me sana y me sonríe,
la serenidad de tus años prometidos.

Deja sonreír a tus ojos tristes,
esa fuerza que se resiste a recibir cariño,
no es mirada dura, hostil,
es necesidad, carencia, petición de auxilio.

Deja que te mire y te repare.
Deja que te mire y enjugue tus lágrimas.
Déjame quererte, sin medida,
sin temores, sin promesas.
Solamente en mis ojos,
reconocerás verdaderamente los tuyos.


MBP

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